Una de las joyas gastronómicas que se
pueden encontrar en Chile es el comúnmente llamado “huevo azul”, este huevo
procede de las gallinas araucanas o gallina mapuche ya que históricamente ha
sido el pueblo mapuche el que ha criado este tipo de gallinas de forma
artesanal alimentándolas con grano y hierbas medicinales.
La diferencia con el huevo tradicional
desde el punto de vista visual son evidentemente el color de su cascara que va
desde el azul celeste claro hasta un verdoso oscuro. Además la cascara es más gruesa lo que hace que
el huevo se conserve fresco por más tiempo. Esta pigmentación azul se debe a
una enzima que transforma la hemoglobina
en biliverdina. En su interior el color de la yema en mucho más oscura que el
tradicional, debido a su mayor concentración de carotenos.
Actualmente podemos encontrar huevo azul
en la mayoría de supermercados gourmets de las capitales del mundo, pero son
huevos criados generalmente en granjas en los países en los que son vendidos,
perdiendo así gran parte de la esencia de este huevo. Esta demostrado que alimentación y la calidad de vida de un animal influye y afecta a la calidad de su carne y sus productos. Aun así para los que tenéis la suerte de poder comprarlos en su hábitat natural hay posibilidades de encontrarlos, por ejemplo en España se pueden encontrar a 1 euro la unidad en mercadona e incluso comprar las
gallinas araucanas aquí.
En cuanto a lo que nos interesa que es el
sabor del huevo, es de una mayor calidad y sabor que el huevo común de granja. Destaca sobre todo la yema, de mayor tamaño y más intensidad de color y sabor, pudiendo llegar incluso a dejar “pesado” el estómago si no estamos
acostumbrados.
Actualmente el pueblo mapuche está en un proyecto
consistente en el mejoramiento genético de la raza de la gallina araucana, con
el fin de que ese gen que proporciona el color azul a los huevos no se pierda.
Como he dicho anteriormente una auténtica
joya como muchas de las que tenemos en todos los países, al que la evolución, la producción masiva
y la falta de escrúpulos de las grandes empresas, amenazan con extinguir.
Desde aquí mi apoyo y solidaridad al
pueblo mapuche y a todo aquel artesano, productor en pequeña escala, que lucha
por su tradición y su cultura, contra grandes multinacionales más competitivas y económicas, pero que lejos están en cuanto a calidad, trato y cariño al
producto.
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